Mi patria es la piedra

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Mi pueblo es un recuerdo árabe engastado en la piedra. En la cúspide de su difícil orografía vigila un gigante meditabundo, una fortaleza bereber que derrama su gallardía por olivares y aceras. A veces le hablo, le pregunto por su osada permanencia, y él me contesta, en un susurro duro y antiguo, de este modo:

Mi patria es la piedra

y de su núcleo brotó mi “siempre”.

Tengo una raíz milenaria

enredada en el útero añoso

de este planeta marchito,

en la matriz palpitante de Gea.

Soy más que un botín desmemoriado,

más que la huella pétrea de un vestigio,

más que el tributo amurallado

a un eterno devenir de guerras y tambores.

No, miradme elevar mi homenaje a los astros.

Soy una oración almenada

a los dioses solares del crepúsculo.

Soy la litiasis de la Historia,

soy la derrota del Tiempo.

Y en mi altivez,

siempre presente y venidera,

garantizo,

triunfal,

acorazada de torres y de siglos,

vuestra firme presencia en el mañana.

La primera foto es mía y ésta última de Pedro Pruneda, de Absurdilandia de Locuán. Están a vuestra disposición.
Besos a todos :-)