Que nadie me censure por preguntar,
el hombre no es más que un interrogante
haciendo equilibrios sobre la nada,
y yo interrogo a los vacíos
que, por supuesto, nunca responden.
Yo quería aprender a montar en bicicleta.
Cuando tenía nueve años pensaba
que sobre dos ruedas sería mas fácil
dominar el miedo y el paisaje,
seguir el curso sinuoso de los ríos
y escapar de la oscuridad y de los insectos.
Pero la noche me donó sus cuatro ruedas
y ahora sólo quiero saber de qué color es el polvo
que se deposita sobre los objetos inalcanzables,
aquellos que sólo se pueden mirar de pie.
Me sorprendo con treinta y tres otoños
y el espejo me repite una mirada
vencida por los inviernos.
No puedo rescatarme del pasado.
Consumo las horas insultando al silencio
y, sin embargo, no puedo abandonarme a los ruidos,
que me vuelven el corazón pesado
como si en vez de contenerle
mi pecho lo arrastrara.
Ahora me duelen las mañanas
y las sonrisas complacientes y complacidas,
las pieles satisfechas y la mansedumbre
de los días en los otros.
El dolor se me eleva en llamas
y sólo tengo una lágrima para apagarlo.
Soy compañera de llanto de todos los que sufren,
del niño destetado en el hambre,
de la mujer con los ojos amoratados,
del hombre con las manos vacías de justicia y semillas.
Es tan extraño que los dioses no fueran ecuánimes
cuando se reunieron para repartir punzadas.
¡Es tan extraño!
Yo sólo quería huir en mi bicicleta,
desandar sobre ella los años que me separaban del útero,
volver a la seguridad, si es que ésta
fue real alguna vez.
Pero en el asfalto irregular de las calles
se describía ya un vaticinio fatal:
que otro sueño, aún más estúpido, se cumpliría antes.
Hoy, malherida por treinta tres otoños,
las huidas ya no son efectivas.
Mi bicicleta se quedó aparcada, esperándome,
sobre la pared en ruinas de su último verano.
El pasado es un lago que sólo se puede mirar.
Soy vasalla en el principado de las ruedas.
2 comentarios:
sigue por esos campos, que tus ruedas alcanzan seguro mas velocidad que unos pasos,
Muchísimas gracias, amiga. Volveré a tu blog, un beso y mucho ánimo. Todo se supera.
Ana
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