El paseíto de Obama

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Video: Obama de paseo ;-)



Viendo este video que os presento arriba me he acordado de esa cancioncilla que en mi tierra solemos cantar a los niños muy pequeños y que alguna vez nuestros padres o abuelos nos cantaron también a nosotros. El juego consiste en coger la manita o el piececillo del niño e ir tocándole cada dedito mientras se canturrea: "éste puso un huevo", "éste lo puso en la sartén", "éste lo lo frió", "éste le echó la sal"... así hasta completar los cinco dedos. Cada dedito tiene una función distinta.

Señores míos ¿para qué diantres (y agradecedme tan castísimo palabro, porque me apetece muchísimo decir otro menos culto pero más contundente) para qué diantres necesita este señor más de veinte súpercoches súperllenos de gente para ir a comprar tabaco? Y digo más de veinte porque me cansé de contar en ese número. Y conté también la ambulancia, que seguramente se unió al cortejo por si al presi le daba un chungo, no les vaya a pillar a todos con las bragas en los talones. Yo entiendo que necesite un coche para él, otro para escolta personal (esos tipos que parecen armarios empotraos estreñidos y con gafas de sol) y varias motos que despejen el camino y velen por la seguridad del dueño del mundo... pero ¡¿mas de veinte coches?! ¡¿Más de treinta motos?! ... Sólo se me ocurre que este buen hombre (que no dudo que lo sea) necesita un ayudante para que le coja la chaqueta, otro para que se la abotone, otro para que le encienda el cigarrillo, otro para que se lo sujete (el cigarrillo), otro para que, sí, para que le sujeten también la cosa cuando hace pipí (y perdonadme, pero ya se me han acabado las palabras elegantes). Sólo así entendería tal derroche, derroche que tienen que apoquinar los americanos de a pie, conozco a muchos y os aseguro que no a todos les va tan bien como parece en el cielo sonrosado de Hollywood. Y todo para un desplazamiento cuyo destino igual era el pueblo de al lado. Por eso me he acordado, y hasta he tarareado en su honor, la vieja cancioncilla infantil mientras veía pasmada el vídeo de su paseíto.

Por cierto, que yo fui una de las que se dejó contagiar por la euforia cuando Obama fue elegido presidente. Me pasé el día de las elecciones con los dedos cruzados y envié a todos mis contactos una foto suya con la palabra "esperanza" cuando por fin le eligieron. Pensé que el primer presidente negro de la historia de EE.UU, siendo como es, descendiente de keniatas, iba a hacer algo para reenfilar el triste destino de Africa... Lo pensé, sí, así de naif es una a veces. Pero el tiempo pasa y el destino de Africa sigue encarrilado por todos los senderos que conducen al hambre, y los bancos siguen inflando sus carrillos y sus arcas con la pitanza y el sudor de otros, y la "esperanza negra" lo es cada vez más. Negra. En el peor sentido de la palabra.

Y otro "por cierto". Si para ser el dueño del mundo es imprescindible ir siempre con tanta gente a cualquier sitio, una servidora, que adora la soledad, que es una maniática del silencio, y de que la dejen a su santa bola sin molestarla, una servidora, digo, al dueño del mundo sólo le envidia la cuenta corriente, la ortondoncia y la habilidad para subir escaleras. Y demasiado es.

Besos a todos.

Ops, este artículo va dedicado a mi buen amigo Antonio, cuyo magnífico blog os invito a visitar, para que entienda por qué yo no puedo escribir poemas de denuncia. Me gusta que mis versos destilen elegancia y serenidad, y cuando me pongo a despotricar sobre las injusticias no puedo evitar ser muy, muy borde e histérica :-) No puedo evitarlo. Cada cual tiene sus limitaciones, Antoñito :-) La denuncia la dejo para los artículos de opinión, como éste, donde sí suelo volcar toda la bilis que me sobra, que es mucha. Un abrazote grandote, amigo.