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pero indicad, por favor, el lugar de procedencia. Gracias a todos por ser, gracias a todos por estar.


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Thanks a lot for being here.




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24 mayo 2009

La tarde sobre ella





Este óleo es mi versión personal de la "Joven madre cosiendo" de la artista estadounidense Mary Cassatt. Entre otros detalles, le cambié deliberadamente el rostro a la madre porque el original me recordaba a alguien que conozco que me cae mal :-), espero que la artista me lo perdone allá en sus nubes.
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¿Dónde estaba su cara?
¿Dónde estaba el rostro de mi madre que sólo recuerdo sus manos?
El instante era mitad oro, mitad pájaro.
De tanta luz, a la tarde le crujían los ventanales
de la cocina.

Yo volvía de la escuela (¿por qué tan triste?)
arrastrando
los libros, las piernas y la infancia,
con el resignado hastío de los niños que se saben
diferentes.
¿Y ella? ¿Estaba triste ella?
Su silueta, firme todavía, sentada, recortada ante los cristales,
había conjurado el aroma de la margarina y el café
recién hecho.
¿Era ella quien me abría la puerta?
En la radio, la canción del Colacao despertaba mi sed
de junglas
y yo emprendía un vuelo austral hacia aquel negrito de África
que cultivaba cantando.
No recuerdo el beso de mi madre en la mejilla
pero sí recuerdo sus manos jóvenes, seguras,
vertiendo leche caliente en mi vaso,
y un colador con más agujeros de la cuenta
reteniendo la nata insufrible.
La tarde, de tan bella, se hacía añicos sobre la mesa
de formica verde.
A través de los cristales y las agujas de pino
el sol bendecía los azulejos blancos, familiares,
volviendo sacro lo cotidiano.
Y Dios debía vivir muy cerca entonces,
Dios- cálido, entonces, dulce, entonces-
era un ente apacible que caminaba conmigo.

La tarde toda de oro y pájaros...
La tarde de canarios enjaulados y felices
en las terrazas,
coreando a Sautier Casaseca, la voz radiada
que seducía a mi joven madre,
joven y sin rostro,
porque sólo recuerdo sus manos,
sólo sus manos ahogando el pan en su café negro,
sus manos moviendo la cucharilla,
sólo sus manos se me han quedado aferradas
a los vasos de las meriendas añejas.

Sólo sus manos prevalecen.

Porque su rostro hoy es otro. Aquél de entonces
se le quedó turbio, perdidas las pupilas más allá
de una radio
que la rescataba de sus diarias mareas.

La tarde sobre mi madre
- la luna en Saturno-
era plácida como librarse de una carga
como tener siete años y volver de la escuela,
como dejar los libros y los miedos
en el sofá del salón,
como beber Colacao y viajar a África.






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24 comentarios:

Arantza G. dijo...

Gracias por tu visita.
Encantada. Me gusta tu blog.
Besos

ISABEL MIRALLES dijo...

"Porque su rostro hoy es otro. Aquél de entonces
se le quedó turbio, perdidas las pupilas más allá
de una radio
que la rescataba de sus diarias mareas."



¡Ana, bravo por tu poema y por el cuadro! Me encanta leerte.

Besos!

Libertad dijo...

"La tarde, de tan bella, se hacía añicos sobre la mesa
de formica"
"sólo sus manos se me han quedado aferradas
a los vasos de las meriendas añejas."
Agradezco tu visita ya que me ofreciste la oportunidad de venir y poder "escucharte", qué forma de expresar emociones, sentimientos. Me hizo sentir esas manos, la libertad al "dejar los miedos".
Gracias por compartir con nosotros tu don.
Me llevo tu enlace a mi pequeño rincón y me quedo ya entre tus seguidores.
Te dejo una sonrisa y un abrazo.

Raúl dijo...

Ana, déjame agradecerte tu visita y las palabras que dejaste en mi blog.
Un saludo.

JUAN PAN GARCÍA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JUAN PAN GARCÍA dijo...

Ana, abrumado de tanta belleza me dejas. Tu poema me tare bellos recuerdos, pues también yo escuchaba a Gautier Casaseca y Matilde Vilariño,y la canción del "Colacao desayunos y meriendas. Colacao." Las novelas de Diego Valor y Ama Rosa.
Creo que este poema es un maravilloso homenaje a tu madre, además de un compendio de frases bellísimas.
Un placer visitarte. Un abrazo.

Ana Márquez dijo...

Muchas gracias a todos. Juan, tengo ese recuerdo impreso en la memoria como un sello, pegado con cola indeleble, tampoco es que quiera olvidarlo. Un tiempo q no volverá :-( Besos a todos y gracias.

A.L.Zarapico dijo...

Eres una artista de la cabeza a los pies.Gracias por tus palabras.

pAoLa* dijo...

Gracias por pasarte, la verdad es que es un orgullo que alguien que escribe como tú deje un comentario en mi blog, no escribo nunca y la verdad es que nunca he pensado en ponerme seriamente a hacer mis pinitos, simplemente son esos momentos en los que en vez de desahogarte con alguien prefieres plasmarlo en algun sitio.

GRACIAS POR PASARTE.
ya tienes a otra asidua bloguera por aki..BESAZOS!!!

MI MIL GRACIAS OTRA VEZ.

Soledad Sánchez Mulas dijo...

Ana, además de tus impresionantes ojos, un lujo tu espacio.

Este poema, particularmente emotivo para mi -perdí a la mía hace muy poco- me trae muchos recuerdos. Muchas veces yo la vi con la luz de tu mirada.

Un beso.

Soledad.

adolfo payés dijo...

Un gusto.. visitarte siempre

Esta vez para decirte que tienes un premio en mi blog siguiente

http://aapayes.blogspot.com/

puedes pasar por el si lo deseas..

saludos fraternos con mucho cariño
un abrazo

PoolMNH dijo...

Asi es, mi texto ah sido ficticio y concuerdo contigo, la muerte esta tan segura de alcanzarnos que nos da una vida de ventaja ¿ya lo habias escuchado cierto??? :) De nueva cuenta, felicidades por la recreacion de esta pintura, aunque en la tuya se pueda apreciar un aire mas feliz y mas troncos de àrboles jeje. En que cosas me fijo verdad?? :P

Manuel García dijo...

¡Vuaka! Me has arrancado algún que otro recuerdo. Yo también odiaba la nata. Estoy endeudado con los coladores.

Anónimo dijo...

Grande Colacao (en el desayuno, la merienda, la tarde, la cena.. y hasta untado en el pan!! Muy bonito escrito, que, entre otras cosas, raya en al consistencia percutora de esas cosas que ya no vuelven por la mala cabeza social. Qué recuerdos!! Besos, bella!

Manuel García dijo...

Por cierto, cambiando de tema. En una de las fotos que tienes ahí debajo aparece Geraldina, la maestra de una de mis hijas. ¿Es así? ¿Eres de Olvera?
Sería bastante curioso, yo soy casi de allí.
Este mundo es un pañuelo...

Ana Márquez dijo...

Hydro, aspirante sólo :-) Gracias!

Paola, pues ten cuidado, porque una vez se te mete el gusanillo en la sangre, ya tienes q escribir siempre. Y eso me alegrará muchísimo :-)

Soledad, siento lo de tu madre :-( debe ser terrible perder a la persona que, sabemos, nos ama como nunca nos amará nadie. La mía es ya mayor y temo ese momento más q ningún otro. Gracias por tus palabras y piropos, eres un encanto.

Adolfo, muchas gracias por el premio, caray, qué bien :-) Y me acabo de acordar q aún no he ido a recoger los otros dos q dos amigas me habían dado antes, lo hago ahora antes de q se me pase. Un millón de gracias!

Poo, sí q eres observador :-) Normalmente no suelo "copiar" sino pintar "a partir de", recrear a mi modo las obras maestras (oséase, estropearlas, jaja) es una de mis ocupaciones favoritas. Este cuadro de Cassatt me encanta y le di mi toque personal, como añadir más árboles, quitar la jarra de agua de la mesilla, darle un toque azul al vestido de la niña, etc... Gracias por tu compañía.

Manuel, sí q soy de Olvera, el mundo y la Red son un pañuelo, desde luego :-D y el recolmo es q conozcas a la profe de la foto, qué cosas pasan, jaja. Un abrazo fuerte.

Hola, David, sí, hijo, en el pan, con margarina, a mí me encataba, pero sólo podía comerlo cuando pillaba a mi madre de buenas, ya q decía q lo poníamos todo perdido con el polvillo del colacao, se nos metía por la nariz y nos hacía estornudar, ya te puedes imaginar, llegaba el colacao al fondo los cajones.


Un millón de besos a todos y muchísimas gracias, sois geniales :-)

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Que belleza en las descripciones, se sumerge uno al leerte en tu prosa poética y se pierde en los vericuetos del camino, y toma aliento porque esos recuerdos nos dejan sin aire, como si hubieramos pecado al olvidar tantas cosas que tu esta tarde has venido a recordarnos a los que te leemos.
Tengo como un sentido de culpabilidad....¿por qué olvidamos estas cosas tan importantes y nos sumergimos en un mundo estúpido de televisiones procaces y radios subordinadas?
Gracias por haberme llevado a un mundo que creía olvidado...eres un ser maravilloso....azpeitia

yogur dijo...

Me has transportado a un pueblecito con mucho encanto, de esos de postal, en los que todos se conocen (Ay, ese alcahueteo jejeje) y viven en paz, lejos del ajetreo de las ciudades, en donde una madre le prepara el colacao a su niña (Que rico!) justo antes de ir al cole o de disfrutar de las miles de aventuras que depara el verano.

BesOs ;P

Ana Márquez dijo...

Azpeitia, el poeta no lo es de verdad hasta q consigue q el lector se sienta identificado de forma pronfunda con alguno de sus poemas. Me siento una privilegiada, muchísimas gracias.

Yogú, anda que no taba bueno el colacao espolvoreao encima del Tulipán, eh? Ayssss, qué times....

Besazos fuertes a los dos y un millón de gracias

Anónimo dijo...

Ana: Yo recuerdo a mi madre por su tibieza. Tuve la dicha de sentirla cerca por ocho maravillosos años, luego me sentía avergonzada de tener que recurrir a las fotos viejas para recordarla.
Lo que después supe, fue que almacené la mejor parte de ella: su calor, su proximidad, para después poder enregársela a mis hijos.
Gracias por ser una poeta con gran sensibilidad.
M.Le Chat

©Claudia Isabel dijo...

Esa tarde toda de oro y de pájaros, me trajo recuerdos de mi infancia, cuanto todo era distinto, y el sol doraba...
Muy lindas imágenes Ana.
Un abrazo inmenso desde La Perla de Janis

Ana Márquez dijo...

Hi, Raky, thank you for your comment. Some day I'll go to visit you. Sorry for my bad english. See you soon.

Dani y Claudia, me alegra mucho haber inspirado esos sentimientos en vosotras... ¿Para qué otra cosa si no escribimos?

Un beso muy fuerte a las dos.

Anónimo dijo...

Cuantos recuerdos has despertado en mí, bellisimo texto, nunca mejor descripto!

Un beso grande!

Anónimo dijo...

Este poema lo he leido mil veces, y he intentado recordar el rostro de mi madre cuando era pequeño,es cierto que las imagenes llegan a borrarse de tal manera que nos es imposible volver a dibujarlas, pero el de tu madre si lo recuerdo, lo vi una vez y la ternura de su mirada y su dulzura se quedaron grabadas en mi mente y siguen alimentando mi alma por lo que ella significa para ti, tu Mater Amantisima.

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