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03 febrero 2011

Esperanza

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A Reme,
que se sabía la tabla periódica mejor que nadie :-)




Yo no bebo Coca Cola. No lo hago desde que tenía 14 años y cursaba 2º de BUP. Teníamos un profesor de Ciencias que las jóvenes generaciones calificarían hoy como "molón" :-) Se llamaba Mariano, era de Valladolid y era un progre de libro, pero con un corazón donde cabían mil hectáreas de naranjos. Una buena persona. Mariano era vegetariano y comunista, hablador y simpático. Era miope, tenía un desmadejado bigote amarillo y la piel descolorida y surcada de venas azules que lucen los que deciden tomarse a pecho aquello de que comer carne es una afrenta contra la vida. Se había propuesto no decir palabrotas, aunque nunca consiguió su propósito, pero aún así contó con nosotros para ayudarle en aquella difícil empresa: nuestra misión era reñirle cada vez que soltara un taco. Tarea ardua, pues solía ir a un ritmo de tres exabruptos por minuto. En cierta ocasión, allí, ante la pizarra emborronada de fórmulas incomprensibles, se detuvo en seco en mitad de una frase cuando exponía no sé qué sobre los ácidos y las bases. Se tapó la boca con ambas manos y dijo algo que sus alumnos todavía hoy recordamos divertidos cuando nos encontramos veintiséis años después: "¡Mierda, ya iba a decir cojones!" :-)

A Mariano no le gustaba la Coca Cola. Aunque reconocía que no le desagradaba su sabor, Mariano no bebía nunca Coca Cola porque la consideraba un "símbolo" de todo lo detestable en aquellos decisivos tiempos de la Guerra Fría. Hablaba sobre este refresco como si fuera realmente uno de los muchos hilos que formaban la tela de araña que el Imperio extendía sobre el mundo habitado para apresar a sus confiadas víctimas. "Beber Coca Cola es un modo de conformismo" solía decirnos, "un modo de aceptar que son ellos los que mandan". Por supuesto, Mariano tampoco entraba nunca en un Mc'Donlads y, seguramente, ni siquiera comía palomitas en el cine, aunque las fabricaran en Tomelloso :-) con tal de no extender las maneras del Enemigo. Nosotros le escuchábamos su discurso radical, exagerado y salido de madre, con el éxtasis propio de una edad en la que todo es exaltado, las emociones, los sentimientos, las ideas y las palabras.

El caso es que Mariano consiguió llevarnos a su terreno a muchos de nosotros, que dejamos de beber Coca Cola, más por imitar al profesor molón que por una auténtica convicción antiamericana.

Lo que no sé es si más de veinte años después de aquello, algunos de mis ex compañeros siguen manteniendo la promesa :-) Yo sí. No soy antiamericana, tengo muchos amigos en aquel país que daría la mitad de mi biblioteca por poder visitar alguna vez. Pero no bebo Coca Cola. Hace algún tiempo, en una fiesta de cumpleaños, alguien me pasó un vaso del popular brebaje. Estuve a punto de tomar un sorbito, pero cuando ya tenía los labios en el borde de plástico me acordé de mi viejo y querido profesor de Ciencias, al que nunca volví a ver. Durante un minuto, traté de buscarme en aquella época, en la niña débil y comprometida, rojeras, intelectual y soñadora que era entonces, la niña que leía a Marx y a Shakespeare, la niña que abominaba de Dios en público y rezaba a escondidas... y sonreí. Devolví el vaso a la mesa y mentalmente me dije: "Va por ti, Mariano". Por él y por mí, por la adolescencia, por todos los paraísos perdidos, por el tiempo de la alegría, cuando éramos felices sin saberlo.

Eso sí, creo que los anuncios de Coca Cola son los más hermosos que se ven en la caja tonta. Desde luego, tienen dinero para pagarse a los mejores creativos en el campo de la publicidad, pero lo cortés no quita la valiente y tengo que reconocer que los anuncios de Coca Cola siempre me han emocionado. Lo malo es que no suelo ver la tele, así que nunca los pillo en primicia, pero, afortunadamente, siempre hay alguien que me ofrece lo que necesito sin pedirlo. En este caso ha sido mi amiga Admira, quien me ha enviado este video que os traigo hoy, y que vosotros, supongo, sí que habréis visto ya.

El mensaje es sublime, y casi necesario. Tened esperanza. Por favor, si contempláis un paisaje de una belleza extraordinaria, pero hay una caca de perro en primer plano sobre la hierba :-) no os quedéis mirando la puñetera caca hasta que las retinas, el corazón y el alma se os llenen también de mierda. Elevad la vista y dejad que vuestros ojos se columpien de las ramas de los árboles, a la luz del bien y del día. Enfocar tozudamente lo oscuro es sólo un modo de agrandarlo. Los fantasmas viven de nuestra atención.

Ya sé que hay mucha "caca" :-) y que se ve muchísimo. Pero también hay mucha belleza y bondad, mucha alegría minúscula y cotidiana disfrazada de nadería, pero presta a endulzarnos la peor de las jornadas. No las perdáis nunca de vista. Tened esperanza.

Un beso grande.



15 comentarios:

Arantza G. dijo...

Gracias Ana, necesitaba leer esto.
Muchos besos.

El Drac dijo...

Me has dejado con el corazón conmovido, ¡¡es cierto!! por cada cosa negativa, dañina hay miles deotras pequeñísimas pero lindas que le hacen frente. Un gran abrazo

La Dame Masquée dijo...

Un hermoso relato, madame.
Bueno, no beberá usted coca-cola, pero no cabe duda de que, aliada la bebida con su enemigo el viejo profesor, la ha inspirado a usted un montón :)

Buenas noches

Bisous

Ana Márquez dijo...

Gracias a todos :-)

Chére Madame, mi viejo profesor no era mi "enemigo" ni mucho menos, jaja, todos le adorábamos. El Enemigo con mayúsculas para él eran los Estados Unidos y el presidente Reagan. Quizás no me he explicado bien :-) Merci beaucoup par vos gentils mots, chérie.

Sombragris dijo...

Verde que te quiero verde...que decía el poeta...y roja , rojilla y rebelde...quien te viera!!!!....Tu profe estará orgulloso de ti este donde este....Ha sido una entrada memorable...de las que quedarán por siempre en mi retina y en mi alma...gracias por tan bello inicio de día.... y ....tratare de no decir tacos como tu profe (yo soy muy malhablado)....joder haré todo lo posible de una puñetera vez de apartar las putas palabrotas de mi jodidos soliloquios,,,uffff...pero que bien se queda uno,cojones...un beso enorme,Ana

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Entrañable relato, Anita, me ha emocionado ese detalle de dejar el vaso de Coca cola en memoria de tu profesor.
Yo pienso, al igual que él, que estamos colonizados culturalmente por los USA, aunque no le hago ascos a la famosa bebida ni a los pantalones vaqueros.Nunca he entrado en un Mc Donals pero es porque me parece asquerosa la comida habiendo tanta riqueza en nuestra cocina española.
No odio a los americanos sino a su Gobierno e instituciones bélicas. Su desprecio por la vida de los débiles, su afán por hacer la guerra para sacar adelante su industria armamentista y su chulería al pasarse la ONU por la entrepierna.
Me ocurre lo mismo con la Iglesia: la detesto, la odio por los crímenes que lleva sobre su conciencia y cuyos dirigentes hacen dudar con su comportamiento de la existencia de Dios.
En fin , que te adoro, mi niña.No cambies nunca.
Un beso

Narci M. Ventanas dijo...

Yo también estuve años sin beber cocacola enmi juventud, no hubo ningún Mariano o profe molón que influyera en ello, supongo que fue una decisión propia, nacida quizá de slongas como "fuera de Chile, fuera de Argentina, fuera los yanquis de América latina", que tanto gritábamos en las manifestaciones de la época. Sería absurdo pedir o exigir a los yanquis que saliesen de estos paises, y sin embargo tenerlos en nuestro vaso a cualquier hora.

Con la edad, la conciencia se relaja, y ahora sí que tomo cocacola de vez en cuando.

Me ha gustado la descripción que has hecho de tu profe, y la entrada en general, es un texto vivo, dinámico y aunque anecdótico, muy representativo de una época.

Gracias por tu consejo, quizá soy de las que suelo ver y retener en la memoria más la mierda que la belleza. Y sí es cierto, los anuncios de Cocacola suelen ser de los más bonitos y conmovedores que pasan por TV, paradógicamente.

Besos

Anónimo dijo...

grande

Anónimo dijo...

POR ESO PEPSI SERA SIEMPRE SEGUNDA. SOY COCACOLERO!!! JAJAJAJAJA.
BESOS

Guely of Sweden dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Guely of Sweden dijo...

En Suecia, tres meses antes de lanzar "coca cola",en 1953, sacaron "cuba cola". La probé,recuerdo, y era fea.
Aunque suene a idealista y tonto, aun respeto los ideales sobre los que se fundaron los EEUU, mientras en el resto del planeta las monarquías hacían lo que les daba la gana con el mundo.
La Revolución Norteamericana precedió a la Francesa e impulsó los movimientos independentistas en Latinoamerica que fueron el principio del fin del colonialismo. Y no quiero pensar en lo que sería hoy del mundo sin la participación de USA en la Segunda Guerra Mundial: Hitler? Stalin? Difícil elección.
mencionó algunos aspectos positivos desde que los negativos ya estaban tomados y no quería ser redundante :)

Ya conversamos pronto. Ok?

Anónimo dijo...

¡Hola Anita!

Yo soy de Pepsi, pero sólo por una cuestión de paladar personal.

Me ha encantado tu texto. Yo tambien tuve un profesor molón como el tuyo. Y tambien daba ciencias en 2º de BUP. Me ha gustado recordarlo contigo.

Los anuncios de Coca-Cola, insuperables siempre. Extraña paradoja: El poder adquisitivo potente, tiene más facilidad para tocar el corazón y los sentimientos. Curioso hecho.

De todas formas, el resultado es bello y admirable. No lo había visto y me ha encantado.

Te dejo mi abrazo grande.

Mariluz GH dijo...

Me encantó este recuerdo... yo soy de cerveza, tampoco bebo cocacola ni pepsi, no me gusta el sabor (aunque para la resaca mañanera, una en ayunas es 'la bomba', corta radical los males).

Yo tengo una teoría sobre los anuncios de las multinacionales (grandes y poderosas ellas) tan bonitos y 'sensibleros'... necesitan lavar sus conciencias, ya sabes aquello de: 'hacer lo que yo digo y no lo que yo hago'.

Por cierto, me gustan esos anuncios ¡como a todo el mundo! y también leo tu blog, de vez en cuando.

un abrazo

Caco dijo...

me ha encantado la entrada Ana. A mí tampoco me faltó profesor "molón" de quién se puede aprender algo sin necesidad de bailar en el extremo.

En cuanto a las "cacas" y los demás males que abaten tenéis razón y uno a la práctica de no contaminarse más la vista y purificarla con la bondad que aún se "reproduce" y se "exporta".

Yo sí tomo coca cola con algunas comidas, y es que por aquí se dice que el espaguetis combina con la bebida gaseosa, ¡Jajajaja! qué forma de justificar.

Permíteme alabar también ese aporte de esperanza, de hacer hincapié donde ya muchos no quieren afincarse.

Abrazos y besos, preciosa.

Ana Márquez dijo...

Muchísimas gracias a todos :-) Abrazos gordos.

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