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Thanks a lot for being here.




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15 agosto 2009

Nos quedará septiembre




Este artículo lo ecribí también hace tiempo, fue para la revista cultural "Espacio Luke, donde tuve una columna durante tres años, espero que os guste.
Besos a todos.





“Soy un verdadero cosmopolita,

soy desgraciado en cualquier parte del mundo”

Stephen Vizinczey


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Hay quien cree que la serenidad tiene algo que ver con ensayar un encefalograma plano bajo un mar de sombrillas. En la tela de una sombrilla playera casi siempre conviven colores que nacieron para odiarse, pero eso a nadie le importa. Lo importante es despatarrar por la arena un sueño de felicidad aparente y, por supuesto, narrar la hazaña al regreso. Y que la envidia haga lo demás.

Alguien escribió que la felicidad exige la absoluta estupidez o el absoluto egoísmo. O la absoluta maldad... Algunos necesitan del dolor ajeno para reforzar, por comparación, el bienestar propio. La desdicha del otro cuadruplica el disfrute de la propia ventura como si en ese juego de balances estuviera la clave y el barómetro de referencia para medir y revalorizar nuestro gozo.

Todos los males de la Tierra muestran su rostro obsceno en páginas impresas de consistencia versátil que igual nos redondea la boca en un rictus de escandalizado asombro que nos sirve para envolver bocatas de calamares. Pero mientras el horror no escape del sufrido papel con lamparones de bronceador, mientras se circunscriba a una red de titulares, mientras no salpique, mientras todo le ocurra a los demás, el siestorro sagrado de los faraones de playa, fiambrera y chiringuito no será alterado. Y a Bertolt Brecht que lo zurzan.


Pero es inmoral erigirse profeta de ningún apocalipsis. Siempre nos quedará septiembre. Doblemos el periódico y reunamos todo el egoísmo, la estupidez o la maldad necesarios para dar forma a la indiferencia en el sprint final del calor. Durmamos tranquilos que el mundo queda muy lejos, retenido, de momento, por los colores irreconciliables de un mar de sombrillas.




20 comentarios:

REBELDE dijo...

Curvo-me perante a excelência da tua escrita Beijos Rebelde.

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Ana, también yo escribí hace años algo sobre las sombrillas playeras, es uno de los primeros versos que forman unpoemario que titulé Nostalgia.
No te rías mucho, guapa, que no escribo tan bien como tú, pero la intención basta. Un beso.

LA PLAYA

Tiembla la sombrilla
al empuje de la brisa.
Juegan los niños en la arena.
Las olas rompen en la orilla.

Algunos pasan el día
tumbados bajo el tórrido Sol,
observando con alegría
cómo sus cuerpos toman color.

Unas mozas jóvenes
paseando por la orilla,
buscando, quizás, unos amigos,
luciendo, seguras, sus pantorrillas.

Por favor ¿Qué hora es?
Preguntan algunos de vez en cuando.
No es que tengan prisa,
es... por decir algo.

¡Qué solo se encuentra uno
rodeado de tanto extraño!
¿Qué hago yo en esta playa?
¿Por qué vuelvo año tras año?

Dentro de unos días
todo habrá terminado.
¡Al fin, estamos en casa!
Dirán los que van llegando.

Y a empezar de nuevo,
a esperar otro año,
contando a sus amigos
lo bien que lo han pasado.

Y que el pueblo era bonito
pero…qué caro estaba el mercado
¡Qué noches en la discoteca!
Con la mujer, claro...

Ninguno hablará de aquello
que tanto le hubiese gustado
y que quedaron para otros
con más suerte, o por más guapos.

Qué hubiesen hecho algunos,
si no estuviesen casados?

Cuántas caras tristes,
cuántos pensamientos raros,
bajo las sombrillas de colores,
en la playas... en verano.

Ana Márquez dijo...

Muchas gracias, Rebelde y Juan.

Juan, tu poema está muy bien, y no lo digo por cumplir. Me ha gustado especialmente la quinta estrofa. Denota tu inteligencia y sensibilidad de escritor el hecho de que tú "sí" te preguntes qué demonios hace alguien ocho horas tumbado bajo una sombrilla, achicharrándose, mirando un mar que será hermoso pero es siempre igual (como dijo Bernard Show, la belleza está bien al primer golpe de vista, pero al tercer día ya no se ve), soportando la radio, los eruptos y los gritos a los niños del vecino de toalla que prácticamente te da con el codo cada vez que se da la vuelta en la parrilla porque la playita está atestada, soportando que la arena se nos meta hasta el alma (y no es una metáfora), soportando que nos escuezan los genitales por la sal del agua (perdón por lo feo de la palabra pero a ver quién es el guapo que me dice que no tengo razón) soportando que te pisoteen cada dos por tres, soportando balonazos que no iban destinados a ti, soportando la horrible música del chiringuito de al lado donde Georgie Dann no se queda afónico porque no hay justicia en este mundo y soportando al inevitable moscón playero que trata de ligarte como sea (esto último a ti supongo q no te ocurre). Tú SI te lo preguntas y el resto de las personas pensadoras también. Pero la mayoría de la gente no se pregunta nada. Simplemente cogen la sombrilla y se van a pasarlas canutas, viviendo como sardinas en lata ciento y la madre en un apartamento de tres habitaciones, cuarto de baño(diminuto siempre) y cocina (también diminuta) y ni siquiera se dan cuenta de que lo han pasado fatal. Es tal la "obligación" de pasarlo bien que no aciertan a ver que no ha sido así. Cuando vuelvan te dirán que se lo han pasado bomba, pero estarán hechos trizas y necesitarán dos semanas para recuperarse física y psicológicamente del trasiego. Eso si no se ha decidido el final de una relación o el principio de un divorcio durante los "relajados" días de asueto playero. Pero, ¿por qué nos vamos todos en tropel a la playa en vez de hacer otro tipo de turismo más interesante y enriquecedor, cuando quedan tantas maravillas en este mundo por ver y disfrutar en nuestro tiempo libre aparte de la playa? Pues porque si no te vas a la playa a pasarlas canutas, achicharrarte, recibir balonazos, pisotones, codazos y eruptos y escocerte la entrepierna y todo eso, eres un tonto y un pringao y un pobrete que no llegas a fin de mes y, lo peor de todo, no estás moreno y a la moda.

Hace años el periodista Andrés Aberasturi, en una entrevista divertidísima dijo que él había contado hasta 37 sensaciones desagradables que tienen lugar sólo por estar en la playa. Yo las cuento todos los años y me salen más. ¿Que por qué me voy a la playa todos los años si no me gusta? Es una historia larga...

Esta vez no me dirás que no me he extendido al contestarte :-)

Besos a los dos y gracias.

Gaby Caminos dijo...

La naturalización del horror y la banalización de la realidad tienen una temible contrincante en vos, Anamor. Te admiro y te adquiero.

aapayés dijo...

siempre es un gusto leerte. el mundo esta muy lejos.. me gusto tu escrito..
BRAVO

Saludos fraternos
Un abrazo

Caco dijo...

Ay Anita y es que esas sombrillas guardan tantas cosas. A su sombra cada quien es testigo de lo suyo.

Como siempre complaces las miradas y la retención. Feliz fin de semana.

Abrazos mil.
Carlos Arturo García.

Anónimo dijo...

Mucho muy buen escrito y bastante completo, profundo, me gustó mucho, sabes?.... yo que he escrito poemas, poemillas y más de algún poemón nunca se me ocurrió incluir la sombrilla como a ti o como a Juan, entonces y a modo de relajo me atrevo a inspirarme en este mismo instante.... vea:

"Brisa de mar travieza que de descuido me llevaste la sombrilla.
Océano despiadado que con tu alocada ola me la llevaste mar adentro,
corazón agitado corriendo por atraparla...
ojos lángidos, cara de velocidad, orejas pa trás y naríz colorada, devuélvanme la sombrilla, que me quedo quemada".

jaja, no me hagas caso, me bajó un aire de querer rimar el tema jaja.
Besos amiga hermosa.

JUAN PAN GARCÍA dijo...

Anita, yo vivo a 3 kms de la playa, y hace como 15 años que no me baño en ella ni voy a otra cosa que a pasear por la orilla por la mañanita con mi mujer en los meses de invierno.
Aproximadamente desde que escribí ese poema.No soporto el bullicio y el verse amontonados con los cuerpos relucientes y pringosos del protetor solar. Ya nates, dejaba a la familia bajo la sombrilla y yo me iba a sentarme bajo cualquier toldo del paseo marítimo.
No, esta vez has comentado largo y tendido, pero es porque está cabreada con los usos y costumbre de la gente. Tienes razón en eso de decir que hay muchos otros lugares donde descansar verdaderamnete y gozar de paisajes y cosas de las que no disfrutamos el resto del año.
Como por ejemplo ir a Olvera a verte.
Y si no se puede al menos vemos la impresionante iglesia y el castillo.
Un beso

mariajesusparadela dijo...

Me parece durísimo.
Creo que hay gente que necesita ese descanso.
Ojalá todo el mundo pudiera tener una casa de campo a la que retirarse,lejos del bullicio, con su piscina o su playa privada...

MarianGardi dijo...

Ana este mundo es dificil de equilibrar.
El mundo y el gobierno de un Pais se parecen mucho, hay mucho que arraglar pero no es facil, hay quienes critican al gobierno, o especulan, pero no es suficiente con gritar, claro que a los poetas y escritores no tienen mejores armas que las de no dejar que la injusticia no quede en el anonimato o en el olvido.
Muchos besos y calines

Carmen dijo...

Ay ana, qué alegría me da leerte, más que otras veces, si cabe. Y es que a la fecha que estamos y a 20 km. de la playa, yo todavía no la he pisado este verano, y ya me tachan de bicho raro o de cateta. Yo les digo que me gusta la playa, pero la de cualquier estación menos la de verano. Les hace gracia que tenga la señal de la camiseta en los brazos y blancas las piertas, pero la verdad, después de que me diagnosticaran durante una semana (luego fue otra de las negligencias médicas) un cáncer de piel, pues no, no me apetece tumbarme al sol y quedarme como un salmonete. Por eso me da alegría leerte, por lo bien que escribes, que casi me ha dado agobio por lo bien que lo describes, y porque ya he comprobado que no solo yo pienso que los raros son ellos.
Gracias guapa, un besito.

Ana Márquez dijo...

Muchas gracias a todos.

Carmen, tengo por ahí a medio terminar un poema sobre mi relación con el mar. Yo amo el mar, lo adoro, pero como tú dices, lo amo cuando no lo ama nadie, me gusta verlo violento y terrible, enfadado, gris sucio y amigo. Entonces es cuando él "me necesita", entonces es cuando me gustaría estar a su lado. La playa desierta, 5 grados centígrados, una bufanda de lana rodeándome el cuello y la boca y él -el mar-y yo a solas. Entonces sí. Pero ese sueño aún no he podido cumplirlo, siempre me toca ir en verano, con la familia, es decir, cuando le "toca" a todo el mundo, cuando está "contaminado". Ya os traeré el poema. Gracias a todos por compartir vuestras opiniones diversas y crear así un espacio para el debate. De eso se trata.
Un millón de besos.

Ana Márquez dijo...

Ah, Bero, tu reflexión sombrillera muy buena también :-D

María Jesús, yo no digo que la gente no descanse... Yo digo que ¿a cuénto de qué se va todo el mundo al mismo sitio?, y la única razón q se me ocurre es la de "¿dónde va Vicente....?. Además no se descansa, hija, el personal vuelve hecho trizas, si yo te contara... En fin, que gracias por opinar y discrepar :-) Todos tenemos una opinión y es bueno airearla. Gracias, linda.

A.L.Zarapico dijo...

Lo primero, si quieres te invito a visitar ese mar violento, que te escupe su aliento salado.
Lo segundo cómo tú dices siempre nos quedará septiembre, mientras los dueños y señores se apoderan del mar, yo vigilo sigilosamente...esperando septiembre.Saludos.

P.D.¿Sigues escribiendo en alguna revista? Sería algo que me alegraría.Un beso.

MiLaGroS dijo...

Maravilloso Ana. Me encanta, me encanta. Lo de los colores de la sombrilla. Lo que cuenta es la apariencia.... Eres maravillosa. un beso

Alejandro Aparicio Morales dijo...

eres un encanto
tus versos se sienten y me los llevo en el alma
sin màs te deseo un gran dìa
besos.

Locuán dijo...

Hydro, Milagros, Alejandro, un millón de gracias. Besos grandes.

Locuán dijo...

Buff, soy Ana, otra ve olvidé salir de la otra cuenta. Besos

Sussa dijo...

Un placer leer tu blog.
cariños

Ana Márquez dijo...

Gracias, Sussa, un besito

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